A todos nos gusta disfrutar de la calidez y la belleza de un buen suelo de parquet, pero para que esto dure muchos años es necesario cuidarlo con regularidad.
Todo suelo de madera requiere un lijado y barnizado cada diez años. Más allá de esto, la limpieza habitual del parquet debe realizarse siguiendo unas sencillas pautas básicas. Aspirados frecuentes para eliminar las partículas que podrían rayar la madera. Fregar regularmente con productos específicos o añadiendo un chorrito de vinagre al agua. Si se produce una mancha, hay que eliminarla inmediatamente con un paño húmero, empleando incluso un secador de pelo si se sospecha que ha podido filtrarse líquido al interior de la madera.
En nuestro día a día podemos respetar unos hábitos que nos ayudarán a cuidar el parquet. Por ejemplo, evitando pisarlo con tacones finos o con calzado de la calle que traiga gravilla u otras partículas duras. Conviene también colocar tapas o protectores de fieltro bajo las patas de los muebles pesados, para que no dejen marcas en la madera. Los rayos de sol y los cambios bruscos de humedad son grandes enemigos del parquet, así que ayudaremos a conservarlo simplemente usando las cortinas y un deshumidificador.
Pero cuando el suelo ya está dañado, toca actuar. Los temidos arañazos pueden disimularse aplicando las pastas para madera que se encuentran en tiendas de bricolaje. En cambio, si se trata de manchas persistentes o pérdidas de color, lo mejor es consultar con el especialista antes de aplicar un tratamiento por nuestra cuenta, que podría dañar todavía más nuestro parquet.